domingo, 6 de abril de 2014

Otra más

Respiro y con cada respiración voy soltando. Suelto el día de hoy. Suelto los días anteriores. Suelto mañana y pasado mañana.  La semana que viene también la suelto. Suelto la viola. Suelto las cosas que tengo que hacer. Las nombro y una a una, las suelto. Suelto las percepciones que tengo en este mismo momento, con los ojos cerrados. Suelto la rutina. Suelto a las personas que me rodean en el día a día. Suelto a mis amigos, a los que más quiero con el alma. Los nombro y los suelto. Suelto a mi mamá y suelto a mi papá. Suelto a mis hermanos. Nombro mis miedos y  los suelto.  Suelto la soledad que me pesa en el pecho. Nombro mis inseguridades y las suelto. Mis limitaciones, las nombro y las suelto. Respiro. Cuando viene un nuevo pensamiento, sencillamente lo suelto. Y finalmente, solo quedo yo, respirando.

Tierra, Tierra

Tierra, Tierra,
me detengo, te siento adentro,
te siento en las manos,
en los pies y en la lengua, Tierra. 
Yo quería crecer con raíces,
y tú querías salir de mí,
querías echar raíces y brotar, Tierra.

Tu palabra me invoca,
me convoca a que asista, a que escriba Tierra,
tierra negra, las manos en la Tierra.
Fue como un impulso,
una necesidad de descarga
que me hace ahora escribirte
y tener las manos en la tierra.
.

Caí hacia adelante,
caí de rodillas,
 me sostuviste,
 mis manos se apoyaron
y se agarraron fuerte. 
Abrazarte y encontrarte
fue como encontrarme,
y encontrarme echando raíces,
de cada punto de contacto
con la tierra.

 La Tierra es una cuna
y yo estoy hecha de tierra.

Miro a mi alrededor
y todo tiene raíces
y crece junto conmigo
en la cuna de la Tierra.
Las plantas, las hormigas,
los pájaros del cielo, y yo.
Estoy presente y me recuesto
en el instante mágico
en que siento que mis raíces
se mezclan con todas las raíces
que crecen en la cuna de la Tierra. 

Soy raíces y brotes,
soy igual a las plantas, a las hormigas
y a los pájaros del cielo.
Miro entonces el infinito del cielo
 y me siento abrazada por la Tierra.
Tierra.

Me miro las manos y son de Tierra,

y mi corazón, de Tierra.”

Meditación

Hay  momentos en que me siento a meditar y sin saber muy bien como ni porqué, conecto. Y hay una voz que me sale de adentro y me guía exactamente a donde necesito. Estas son algunas de las palabras de esa voz.


Inhalo y soy consciente de mi cuerpo, exhalo y sonrío a mi cuerpo. Hola pie izquierdo. Hola pie derecho. Hola dedos uno, dos, tres cuatro y cinco, y uno, dos, tres, cuatro  y cinco. Hola empeine y uñas y talón y arco del pie. Qué maravilla tenerlos. Qué maravilla que me lleven a donde quiero ir. ¡Muchas gracias! Sonrío a mis pies. Hola piernas, pantorrillas, rodillas, muslos. Gracias por estar para mí. Gracias por permitirme disfrutar de caminar, correr, saltar y bailar. Gracias por sostenerme durante el día. Estoy aquí para ustedes. Especialmente a ustedes rodillas que muchas veces recibieron comentarios hirientes. Es una maravilla tenerlas sanas y funcionando correctamente.  Sonrío a mis piernas y a mis rodillas, las acaricio y las abrazo con el pensamiento. Hola brazos y manos. Sin duda que les debo mucho. Gracias a ustedes puedo  agarrar, tocar, acariciar, abrazar. Es una alegría sin fin para mi tenerlos funcionando correctamente. Sé que los he forzado en el pasado y prometo se más consciente de cómo hago las cosas para no lastimarlos. Sonrío a mis manos y a mis brazos. Los envuelvo de cariño. Gracias columna por ser la estructura de toda la vida que soy, por estar ahí para mí. Sé que muchas veces te he tratado mal. Siento haberte forzado con malas posturas. Prometo en el futuro tratar de ser más consiente de cómo me paro y me siento y cuidarte más. Sé que lo que he sufrido se nota en mi cuerpo y tú me lo muestras también cuando parece que te derrumbas. Quiero que sepas que estoy aquí para ti. Sé que tienes mucha fuerza y estoy aquí para ayudarte. Y mientras pienso esto, sonrío a mi columna y la abrazo con el pensamiento. Hola a todo mi sistema digestivo. Quiero que sepan que me parece increíble que puedan transformar lo que la tierra brinda en los micronutrientes que necesita mi cuerpo para funcionar. ¡Me parece simplemente fabuloso! Estoy aquí para ustedes y prometo cuidarlos y hacer de su duro trabajo, una tarea más fácil. Prometo mandarles alimentos buenos que no los lastimen y los fuercen y ser consciente de las cantidades y la calidad de lo que como. Sonrío a mi sistema digestivo. Hola corazón. Te dedico una gran sonrisa y un gran abrazo de solo pensar que trabajas día y noche para mí  y agradezco tanto  de tenerte sano. Gracias sangre por ser la ruta de la que mi cuerpo se cura, se alimenta y respira. ¡Lo mismo ustedes, pulmones!  Pienso en que gracias a ustedes estoy conectada desde el momento mismo en que nací con la tierra a través del aire. Me maravilla esa conexión. Hay algo que es diferente a mí pero que entra y sale todo el tiempo de mi  cuerpo y me permite vivir gracias al trabajo que hacen ustedes pulmones de atrapar el oxígeno para que se pueda ir al resto de mi cuerpo.  ¡Es sencillamente increíble! ¡Muchas gracias por estar funcionando día y noche para mí! ¡Y a ustedes costillas por proteger  a mis pulmones! Sonrío a mis pulmones y a mis costillas., respiro y siento la conexión. Hola vagina, útero, ovarios. Es un milagro que estén ahí, es un milagro que gracias a ustedes algún día pueda tener un bebé en mi panza y pueda disfrutar de  conectar de una manera maravillosa e íntima con un hombre. ¡Muchas gracias! Y muchas gracias también por ser el centro en mi cuerpo de una conexión profunda con la naturaleza y sus ciclos de vida y muerte y renacimiento. Gracias por cada menstruación que ha sido un espejo de lo que es la naturaleza misma.  Sonrío y acaricio con el pensamiento a mis ovarios, mi útero y mi vagina. Dedico también una sonrisa y un tiempo para abrazar con el pensamiento a mis pechos que algún serán la fuente de alimento de un hijo o hija y que me completan en mi femineidad. Gracias cráneo por proteger a mi cerebro y a ti cerebro, ¡qué maravilla tenerte funcionando correctamente! Todo el trabajo que haces para mi todos los días es sencillamente impresionante. Muchas gracias. Estoy aquí para ti y prometo en el futuro llenarte de pensamientos felices. Sonrío a mi cerebro, lo acaricio y lo abrazo con el pensamiento. 

martes, 20 de agosto de 2013

Mario, la enredadera, los sueños y la rima

                Sabrás perdonar, Mario, que hacía tanto que salieron medias despeinadas y sin acomodar, 
que ando por la vida mezclando el vos y el tú
 y también que te comparo con una enredadera de florcitas blancas.



Lo gracioso es que yo escribía palabras sin dueño, frases sin dueño, poesías enteras sin dueño. Todo era un como un sueño medio borroso, Mario. No quería que rimara pero qué se le va a hacer. Sí, vivía en cualquier lado menos ahí. Vivía antes del antes o mirando para adelante (y dale con la rima) o en los sueños. Vivía en los sueños, Mario. Y me dolían los días porque eran como alguien cinchándome para abajo, y diciéndome que bajara. Y yo no quería bajar de arriba. Me quería quedar lejos. Me dolían los días.  Tú, Mario, ¿qué sos tú sino sos un sueño? Tú que naciste siento el intento de  fijar una ausencia, atraparla al vuelo y fijarla aunque no era. Es extraño que te hable a ti, es extraño mirarse para atrás y verse lejos, lejos y ver que estaba sin estar ahí. Yo creo que todo esto, Mario, es porque encontré palabras de esas que estaban lejos, de esas que estaban conmigo que estaba lejos. Las miré y me vinieron palabras ahora. Pero hace  tanto tanto que parce que ya  no sé ni cómo. Agarré una hoja grande y un lápiz gordo para escribirme en grande y con espacio, tranquila,  despacio (socorro, la rima), y para acordarme de mi misma y de mi escritura.  Me está yendo bastante bien acá abajo, Mario. Estoy contenta ahora que bajé de arriba y creo que por eso las palabras se calmaron un rato. Estuvieron un rato largo quietitas, observando, como cuando uno va a un lugar nuevo y todo es nuevo entonces no te salen las palabras y uno se queda calladito y mira. Pero hoy miré para atrás y volvieron, y yo vuelvo a vos Mario, vuelvo al sueño, aunque ahora sos otra cosa, sos más bien como un enredadera con flores chiquitas y blancas y puedo trepar para arriba y para abajo y subirme a los sueños de los buenos cuando quiero, aunque viva abajo en el hoy. 

lunes, 19 de agosto de 2013

la palabra en silencio

Es siempre la palabra una mano de la necesidad?

Quiero una palabra que no sea una respuesta, Mario. Que muestre el cambio y el fluir. Una palabra suelta de la necesidad de sacar, de aliviar, de ser herramienta, suelta de las cosas rotas, atragantadas, suelta de los demasiados, suelta de cuando llueve adentro. Quiero una palabra en paz, cálida, entera, completa y redonda. Una palabra que sea, solo sea, tranquila y de sonidos suaves. Quiero una palabra en silencio que en vez de decir, escuche, y en la escucha y en el silencio una flor abierta, una sonrisa, la calidez de un abrazo o una caricia, se vean reflejados. Porque es todo tan redondo que aún la escucha, aún recibir, es dar. Quiero dar una palabra que suene cálida, completa, entera  y redonda, Mario. Una palabra en silencio, que escuche, feliz, consciente y disfrutando de lo redondo. Una palabra aquí y ahora que sea, solo sea.

domingo, 5 de mayo de 2013

Sin palabras



Sentía que nuestros cuerpos se buscaban, Mario, que cuando había aire en el medio, extrañaban el calor, el contacto, y se habría un vacío. Que los ojos se huían pero los cuerpos se buscaban, ciegos. Qué decirte Mario, sobre su contacto sin palabras… que es como un caricia, cálida, que disfruto cada milímetro de contacto, de ese calor que dice sin palabras, que no las necesita, que me quedaría,  mucho  rato, ahí, en el calor, en el contacto, que no me canso y si me tuviera que ir me iría pero volvería y me quedaría, ahí.

sábado, 16 de marzo de 2013

Vos, Mario, qué se yo, las palabras



Estaba escribiendo áspero, Mario, y puse una canción. Me nacían ásperas las palabras. Me dolía un poco hacerlas nacer. Hacía mucho, Mario, hacía mucho… La canción hablaba de otra cosa pero la música me hablaba de ti. No era áspera. La escuché de nuevo. Me pareció que me decía que te abrazara. De nuevo, de nuevo, de nuevo, sentía que adentro crecía el abrazo. Te ví. Me quería quedar. Confiar en ti, en esta cara tuya, en que nacían las palabras. Ásperas, pero nacían. Y confiar en que la canción  que me hablaba de ti no era áspera. Con la canción crecía el abrazo y fue fácil rodear tu cuello con mis brazos. De nuevo, de nuevo, apoyé mi cabeza en tu hombro, escondí mi cara en tu cuello. De nuevo, ahora tus brazos me rodean, me aprietan fuerte. Descanso en el abrazo. De nuevo y de nuevo y de nuevo. Mientras la música sigue, sigue el abrazo, siento las palabras. No quiero que termine la canción, no quiero que termine el abrazo, quiero que sigan las palabras. De nuevo y de nuevo. No quiero escaparme. Me quiero quedar. Se terminó la canción, las palabras. No estás, Mario. Pero confío en ti, en que nos dimos un abrazo.
Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.