martes, 6 de diciembre de 2016

Esos momentos

Hay unos momentos, Mario, donde en vez de mirar, veo. Veo, Mario.  Son momentos de espacio, de quietud, momentos vacíos, o llenos de infinito donde me siento parte, donde siento que pertenezco, donde no hay muchos sino uno todito y grande. Me siento grande, Mario. 

No son nuevos estos momentos. Yo creo que mi agua siempre ha sido como una pasadizo, un umbral en mi cuerpo por donde pasar del hacer al ser, del muchos al uno, del mirar al ver. Pero antes se me llenaban rapidito de algo pesado, de algo que faltaba, como a mitad de digerir pero en el pecho y en la garganta. Estaba a mitad de digerir porque es que estaban todos esos niños atrás de la puerta que goteaba. Te acordarás supongo, Mario, de la puerta que goteaba. Y entonces la quietud, el vacío y el silencio se me teñían de ausencia. Sigue habiendo muchos niños, pero ahora cuando golpean, los dejo entrar, y entonces me pueden acompañar en esos momentos de espacio donde me hago más grande, donde nos hacemos uno, con el todo y con los niños. Es como ser a la vez en el cielo y en tierra y tener alas y raíces bien enraizadas en los pies. Y entonces, hay claridad y silencio. 

Carta al todo todo y grande

Acá me tenés una vez más en la encrucijada, en la desembocadura, toda revuelta como en ensalada, patas para arriba, y buscándome. No es que a este lugar no lo conozca, ya estuve aquí, pero nunca antes me tiraste en una corriente de las que cambian tan fuerte. Me refleja impermanencia e incertitud por todos lados, y acá estoy, como aprendiendo de nuevo a nadar  como se pueda. Fuiste tú o fui yo que me tiré a mi misma a la corriente? Es que tengo que admitirlo, es verdad que tengo ganas de nadar, pero me tenés todavía un poco desconcertada, mirando esas aguas de las que cambian, mirando las preguntas, las dudas, los miedos, las proyecciones, las esperanzas, el amor, las conexiones nuevas.  No me estás ofreciendo puentes, me estás obligando a nadar. Y esta corriente que cambia es sin duda reflejo de algo fluyendo nuevamente adentro. ¿Cómo es que todo esto me  genera a la vez curiosidad, confianza pura y terrible miedo? Ayúdame, todo todo y grande, a enamorarme de lo desconocido, a entregarme a lo impermanente  y a confiar en ti.  
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