jueves, 16 de agosto de 2012

Hoy leía, Mario...


Hoy leía Mario, leía esto, me leía, o miraba para atrás que es todo parecido, y me buscaba y me encontraba en la escritura disfrutando de ese mirar para atrás justo antes de sumergirme en el adelante. De lo sin sentido salió todo esto, Mario, todos estos retazos de vida en palabras que te comparto, salieron de un gran texto sin sentido donde van a parar todas las palabras que quieren salir, donde van a parar los jirones y las cosas más redondas y donde después se verá si son de verdad redondas o si son de verdad jirones. Lo sin sentido es como un cuenco cálido recojedor de palabras caidas.Tengo muchas páginas de sin sentidos, Mario, y a veces de repente algo crece un poco y sale del cuenco, como yo ahora, como estos retazo de vida en palabras que te muestro, de esos donde cada pedacito es para escuchar con los oídos y con el adentro. A veces hay que probar del otro lado de la palabra o empujarlas un poquito, con cariño, animándola a salir y resulta, resulta esto, estos fragmentos de algo, este delirio de retazos que tiene muchas caras, que avanza y que cambia. Yo lo que quería era volver a ver la esencia, volver al sonido, volver a lo que nos llega de lo que no tiene sentido…como la música, Mario, que es lo que está adelante.

biografía o las memorias



Así soy hoy. Un rejunte de hoy, de ayer, de hace mucho, y también de mucho antes del mucho, cuando el tiempo era otro. Suele suceder. Siempre andamos como en círculos, jugando para adelante y para atrás, con el tiempo de los tiempos. Quizá solo somos un rejunte de momentos y una memoria, y sea un delirio decir que yo soy yo. Lo lindo sigue siendo que puedo cambiar y ser otra aún sin ser otra. Antes las noches eran para mí una batalla perdida contra el yo, hasta que me di cuenta que perder las batallas venía de antes y también del antes del antes, del mucho antes del mucho, cuando el tiempo era otro. Venía de otras memorias y no venía del yo. Y yo lo que trato es de ser yo, y escapar de las memorias que con la mía ya me basta. Hoy siento que soy yo, aunque aún no sé quién fui antes del antes y quién voy a ser después. Y sé que sin más explicaciones esto no tiene mucho sentido pero no me importa. Antes yo me quedaba. En el hoy lo que me pasa es la ida, el cambio, aunque también puede ser con v que es más o menos lo mismo. Ahora lo se.

martes, 14 de agosto de 2012

el techo


                                                                                                 hoy me parece que 
                                                                                                 esto fue hace 
                                                                                                 tanto....

Me acuerdo que al principio no podía mirarlos a los ojos. Lo hacía igual, pero me costaba, me dolía en algún lado tanta pobreza. Y sentía que en comparación para mí la vida había sido fácil, y me venía una nostalgia extraña y rebelde por un mundo en el que no vivía, que hasta ahora no conocía en sus caras más crudas, pero era el mío, pues era mi país, mi tierra, entonces era mi pobreza.  Y me costaba mirarlos a los ojos. Me dolía. Y entonces sentía una urgencia de ayudar, de hacer algo por ellos, lo que fuera, lo que estuviera en mis manos en ese momento, aunque fuera una sonrisa o un oído para escuchar sus historias de las que aprendería tantas cosas, tenía que hacer todo lo que estuviera en mis manos para sentir que podía mirarlos a los ojos.

sin los lentes


No tengo mis lentes puestos, Mario, así que no veo lo que escribo. Me los saqué porque me los quería sacar. A veces escribo sin ver. Y está bueno. Hay algo de inseguridad en no ver pero me acostumbré rápido. Se siente bien solo dejar que la mancha de tinta azul se extienda por el papel de izquierda a derecha. Así no más. Aunque capaz hoy me los saqué a propósito a los lentes, quién sabe, por querer un poco de libertad de mis ojos que no ven pero ven mucho. O capaz tenía miedo de ver lo que mis palabras pudieran decir. Capaz me daba miedo la desaparición, el vacío que pudiera haber en las palabras porque parecía que al vacío lo tenían ahí, en la punta de la lengua, pero por suerte se ven bien borrosas y no las veo. Capaz mis ojos que no ven, ven mucho en realidad, ven por todos lados, hasta en los sueños, y hoy querían dejar de ver y abandonarse por un rato a ser ojos que de verdad no ven. O capaz era solo la vista cansada, capaz.

lo mismo


                                                                                                                         algunos días...es lo mismo

Es lo mismo. Siempre, siempre lo mismo. Estoy tan harta de lo mismo. Siempre lo mismo. Es como estar atada a un palo en un cuartito de uno por uno y dar vueltas y estar siempre en la misma, es como dar vueltas en círculos que es como estar siempre en el mismo lugar. Siempre lo mismo. Las mismas palabras, textuales, es como darse mil quinientas veces contra las mismas cuatro paredes del mismo cuartito de uno por uno que no me dejan salir a donde estoy yo. Yo no soy el cuartito ni la cuerda que me ata. Yo no soy el cuartito. Está ahí desde siempre y no me deja salir. Un día me di cuenta que tenía la cuerda y que estaban las paredes del cuartito. Las mismas paredes y la misma cuerda siempre. Y si pateás las paredes lo único que logras es reventarte porque la pared la pateás y sigue ahí. No pasó ni una semana y ya me estoy chocando de nuevo contra las mismas paredes del mismo cuartito que me encasillan y siento la misma cuerda que me aprieta y que no me deja ser yo y me ata a ese cuartito que no soy yo. Que es chiquito e inamovible y son las mismas paredes y la misma cuerda y las mismas palabras que se repiten y se repiten y donde no estoy yo.
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