No tengo mis lentes puestos, Mario, así que no veo lo que
escribo. Me los saqué porque me los quería sacar. A veces escribo sin ver. Y está
bueno. Hay algo de inseguridad en no ver pero me acostumbré rápido. Se siente
bien solo dejar que la mancha de tinta azul se extienda por el papel de
izquierda a derecha. Así no más. Aunque capaz hoy me los saqué a propósito a
los lentes, quién sabe, por querer un poco de libertad de mis ojos que no ven
pero ven mucho. O capaz tenía miedo de ver lo que mis palabras pudieran decir. Capaz
me daba miedo la desaparición, el vacío que pudiera haber en las palabras
porque parecía que al vacío lo tenían ahí, en la punta de la lengua, pero por suerte se
ven bien borrosas y no las veo. Capaz mis ojos que no ven, ven mucho en
realidad, ven por todos lados, hasta en los sueños, y hoy querían dejar de ver
y abandonarse por un rato a ser ojos que de verdad no ven. O capaz era solo la
vista cansada, capaz.
Que lindo que estás escribiendo. Se te lee algo distinto, no sé decir que es. Como un airesito...
ResponderEliminarYa me gustaría a mi contagiarme la inspiración. ;)