sábado, 26 de mayo de 2012

El sueño


(No es que no esté creativa con los títulos,
Mario, bueno, también puede ser…
es que para el sueño no se me ocurría
nada mejor que
el sueño.)

Fue un sueño que fue creciendo de a poquito. Creció y creció. Y yo no me animaba mucho a verlo crecer. Más bien que miraba para otro lado. Sentía que se me escapaba a veces y no sabía para donde. Entonces mejor no miraba. Y que se fuera, total. Es que se iba, lo perdía a veces,  y yo no sabía cómo hacer para seguirlo y lo veía irse y miraba para otro lado  y me quedaba sin fuerzas para seguirlo porque no sabía y de todos modos solo me quedaba esperar. Pero al otro día me venía fuerza  yo no sé bien de donde y volvía a buscarlo. No era que lo buscaba en realidad. Era más bien que caminaba despacito porque siempre me costó correr y por ahí andaba él. Y anda todavía por ahí, suelto, sin mucha forma, libre, porque no lo agarro nunca y no sé si lo voy a agarrar, pero lo persigo porque sé que por algún lado anda  el sueño.

Otra vez y otra vez: las palabras y la fuga.


Yo ya me estaba preocupando. Es que no venían y si venían, venían de a retazos, y con olor a retazos. Viste como es el olor a retazos, Mario, ese que tiene un gusto medio agrio. Y sonaban también como los retazos, sonaban deshilachadas, gastadas y un poco  viejas, es decir, ni siquiera del todo viejas,  era más bien un gusto a nada. Pero hoy volvieron, estaba sola hoy y me acompañaron un rato, y me dijeron algo y aunque quedó manchado de los retazos, me dijeron algo con forma de algo .Puede que yo haya tenido muchos mareos y por eso estaban cansadas también, angustiadas, mareadas de tanto mareo y era todo de a jirones y sin cabeza, y había un poco de asco. Pero volvieron hoy. Hoy volvieron. Debería de ser al revés. Tantas cosas deberían ser al revés. Debería estar tranquila cuando no vienen, porque vienen cuando hay una fuga, cuando hay un globo pinchado, vos me entendés Mario, cuando hay algo. Y sin embargo, y a pesar de todo, Mario, qué alivio!

El sueño


Si, es solo uno… lo sé.

Vallejo, te robo el nombre para este cachito de otro algo,
Si, mejor digamos cachito, Mario…ah, me olvidaba…
es que también se llama Trilce.

…Mida se dio cuenta que lo extrañaba una vez que volvió a su cama y en el sueño le pareció sentirlo  soñando  también, acurrucado y calentito, convidándole su calor que siempre le hacía falta. Y lo extrañó enseguida.  Le pareció sentir que otra vez no había límites entre sus pieles, y que sus sueños se mezclaban y bailaban dando vueltas bien juntos. Le pareció tener su respiración y su voz dormida  al oído como  una caricia, su voz que era como una caricia y no se cansaba de oír. Enseguida extrañó el calor y la deliciosa  tortura de sus casi besos que eran otra vez, y como él, la presencia en la ausencia, la ausencia en la presencia, eso que daba vueltas… tanto da, como los sueños.  Y entonces le vino una urgencia, le vino una urgencia de devolverle las caricias y escuchar sus palabras que eran como caricias y sentir su respiración tranquila y que no había límite entre sus pieles. Le vino una urgencia y todo lo que no le podía decir, ella se lo quería decir, necesitaba decirle  igual, y se lo decía en papeles, y llenaba papeles, y buscaba devolverle  las caricias, devolverle el calor, con caricias decirle gracias por su voz, por sus caricias . Le preguntaba dónde estaba  su voz ahora. Le contaba que  no encontraba las palabras, que tenía sueño y no encontraba su voz que era como una caricia en forma de voz, le contaba  que tenía sueño y que no encontraba las palabras y que las palabras  no le venían y si venían, le venían de a retazos y que quizá sería el sueño y olían a retazos, y tenían gusto a cansancio, y tenía sueño y no encontraba su voz y todo  era un poco con la  esperanza de  de que los papeles volaran, de que  se los llevara el viento, o los sueños y llegaran a su lado y él supiera…supiera…

jueves, 17 de mayo de 2012

Un poco lejos pero bien cerca...

 Mario, un regalo de papá para el blog...las sierras como se ven desde el camino vecinal.
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