Si, es solo uno… lo sé.
Vallejo, te robo el nombre para este cachito de otro algo,
Si, mejor digamos cachito, Mario…ah, me olvidaba…
es que también se llama Trilce.
…Mida se dio cuenta que lo extrañaba una vez que volvió a su cama
y en el sueño le pareció sentirlo
soñando también, acurrucado y
calentito, convidándole su calor que siempre le hacía falta. Y lo extrañó
enseguida. Le pareció sentir que otra
vez no había límites entre sus pieles, y que sus sueños se mezclaban y bailaban
dando vueltas bien juntos. Le pareció tener su respiración y su voz
dormida al oído como una caricia, su voz que era como una caricia
y no se cansaba de oír. Enseguida extrañó el calor y la deliciosa tortura de sus casi besos que eran otra vez,
y como él, la presencia en la ausencia, la ausencia en la presencia, eso que
daba vueltas… tanto da, como los sueños.
Y entonces le vino una urgencia, le vino una urgencia de devolverle las
caricias y escuchar sus palabras que eran como caricias y sentir su respiración
tranquila y que no había límite entre sus pieles. Le vino una urgencia y todo
lo que no le podía decir, ella se lo quería decir, necesitaba decirle igual, y se lo decía en papeles, y llenaba
papeles, y buscaba devolverle las
caricias, devolverle el calor, con caricias decirle gracias por su voz, por sus
caricias . Le preguntaba dónde estaba su
voz ahora. Le contaba que no encontraba
las palabras, que tenía sueño y no encontraba su voz que era como una caricia
en forma de voz, le contaba que tenía
sueño y que no encontraba las palabras y que las palabras no le venían y si venían, le venían de a
retazos y que quizá sería el sueño y olían a retazos, y tenían gusto a
cansancio, y tenía sueño y no encontraba su voz y todo era un poco con la esperanza de
de que los papeles volaran, de que
se los llevara el viento, o los sueños y llegaran a su lado y él
supiera…supiera…
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