jueves, 24 de agosto de 2017

Súplica por las palabras muertas

Donde quedó mi poesía
que se adentraba en la negrura
y hablaba del desgarro,
donde quedaron esas palabras auténticas y oscuras
que hablaban de mi estar viva?

Se me quebró la voz, Mario, por algún lado se me quebró, se me perdió y ni me di cuenta. Cuando me fui de mi suelo para otros suelos y tanto tuve que vivir y fue duro. Donde quedó mi voz… Me encontré con partes de mí sí, pero una se fue, ella….es que no podía, Mario. No podía porque tenía vivir, un día y el siguiente y el siguiente día  y la verdad es, Mario, que mis palabras también hablan de lo que es morir por dentro. Pero yo, yo tenía que vivir y juntar fuerzas de algún lado y no había espacio porque tenía que vivir ese día y el siguiente y el siguiente día.  Donde se quedaron mis palabras que hablan de mi ser entero, de la muerte que también hay adentro? Donde se quedaron mis palabras que hablan de estar quebrada, desgarrada, en duelo? Donde se quedaron, Mario, esas palabras mías que antes fluían sobre lo que también es autentico en mí y me hacía completa y viva? Soy quiebre, Mario, soy quiebre y desgarro y tengo partes mías que no son y tengo dolor y rabia y duelo. Duelo por mí, duelo por el impulso cortado que hay adentro, y duelo por mi voz.  Mis palabras de muerte daban voz a parte de lo que soy  y me hacían estar más viva y más entera. Porque la muerte en palabras se vuelve vida, Mario. La muerte en palabras se vuelve vida. Es una alquimia que libera porque nos deja ser vistos vivos.
En el tener que vivir el día y en los momentos de desgarro, me encontré con algo adentro convencido que esto nadie lo quería escuchar, que nadie quiere oír de impulsos cortados, de muerte y desgarros, me encontré con algo convencido que nadie quiere escuchar mi voz y entonces se me fueron las palabras hacia algún lado adentro y se ahogaron. Las ahogué, me ahogue, Mario, me ahogué mi propia voz. Y aquí estoy, más muerta sin mis palabras muertas.

Mi cuerpo es un censor de sufrimiento, Mario, y en ese acto de traición, en ese ahogarse a si mismo y abrir más la distancia que me separa de mí, sé que no estoy siendo muy creativa. Está por todos lados a mi alrededor. Algo tenemos que hacer, Mario, algo tenemos que hacer y esta es mi súplica por todas nuestras partes que no son, por nuestros impulsos cortados y por nuestras palabras muertas.

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