Respiro y con cada respiración voy soltando. Suelto el día
de hoy. Suelto los días anteriores. Suelto mañana y pasado mañana. La semana que viene también la suelto. Suelto
la viola. Suelto las cosas que tengo que hacer. Las nombro y una a una, las
suelto. Suelto las percepciones que tengo en este mismo momento, con los ojos
cerrados. Suelto la rutina. Suelto a las personas que me rodean en el día a
día. Suelto a mis amigos, a los que más quiero con el alma. Los nombro y los
suelto. Suelto a mi mamá y suelto a mi papá. Suelto a mis hermanos. Nombro mis
miedos y los suelto. Suelto la soledad que me pesa en el pecho.
Nombro mis inseguridades y las suelto. Mis limitaciones, las nombro y las
suelto. Respiro. Cuando viene un nuevo pensamiento, sencillamente lo suelto. Y
finalmente, solo quedo yo, respirando.
Qué lindo! Hice que Fabian cerrara los ojos y le leí este texto y el anterior. No le dije de donde los había sacado. Cuando abrió los ojos estaba más relajado. :) Gracias!
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