viernes, 28 de diciembre de 2012

Tengo alas para volar





Hay algo con los trenes y el paso del tiempo y nosotros mismos…despacio…


Estoy en un tren y el tiempo pasa, y cuando el tiempo pasa, se termina y sigue pero empieza otro, pienso y me encuentro en el cielo estrellado de las noches con viento salado. En la ventana del tren hay verde. Miro el  verde, un verde que es el mismo pero otro. Y este verde me lleva al otro verde, al que está lejos, lleno de aire y del viento de las noches con viento. Me lleno  de aire, y con todo ese aire, me pongo alas para volar y vuelo. Miro el  verde. Veo el mar, y carreteras de balastro con pozos llenos de agua que en la noche reflejan la noche. Veo verde. Me pongo alas para volar y siento en las alas el viento de las noches con viento, siento el gusto salado en mis alas y un poco de arena gruesa que vuela y la espuma del mar que acaricia la orilla y las olas que susurran. Estoy en un tren y el tiempo pasa, y cuando el tiempo pasa, se termina y sigue pero empieza otro, vuelvo y me encuentro en el cielo estrellado de las noches con viento, salado.


***



Estoy en el mismo tren. Me fui volando y volví y acá estoy, en el tren, feliz de tener alas. Será el tren, o el tiempo que pasa,  pero siento en las alas una  urgencia de  usar palabras, muchas palabras para sacar todo el verde que está lejos y lo tengo ahora, el mismo pero otro, en la ventana. Quiero usarlas todas para que digan el todo, y no se queden con nada por decir. Todas las mariposas y los chingolitos y el aire y el olor  a tierra mojada y el verde y el viento salado, y el ruido del agua cuando llueve lluvia rica y el verde mojado y los insectos y la vida mojada y el ruido de las ranas y las olas y el verde que me cura de solo recordarlo y me da alas para volar. Y en la lluvia trato de reconocer la otra lluvia y en el verde mi verde que me cura al recordarlo. Trato de cantarme a mi misma por las noches, el ruido de las olas. Miro por la ventana y hay tanto verde que sonríen mis alas.








 

2 comentarios:

  1. Merce, si me harán viajar los trenes! Yo también en los trenes viajo a esa playa, tal vez porque en los trenes siempre hay tiempo para pensar, y con la velocidad los paisajes se transforman, y con la imaginación se van convirtiendo en paisajes que conocemos, que queremos.
    Besos inmensos Marce!

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  2. El viento , el cielo, las miles de estrellas en la noche oscura , el mar azul tranquilo y a veces tan encrespado, la olas que rompen y que en la noche parece que se escucharan más; las chircas que crecen desafiando los vientos, las arueras siempre reverdecidas, el ceibo que dio hijitos, la anacahuita que vuelve a salir como diciendo aqui estoy yo háganme un lugar... los romerillos que se tiran contra el cerco, las espinas de la cruz que están creciendo silenciosas y tantas, tantas más que todavía no hemos descubierto...
    Ese viaje en tren te trajo alli, a ese lugar que es tuyo,
    marcela querida

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