Sueño hacer real
una vaga presencia que
en el presente
es tan real como la
realidad ausente
que tienen los sueños.
Me aferro adicta
al dulce sabor de ese
mundo de ensueños
que tierno y con fervor
satisface mi necesidad
de creer
posibles los sueños.
Pero inocente es el
sueño que sueña
que seas real y no
ensueño.
Amarga realidad,
dulce queda el sueño.
Con estas palabras se inauguró mi escritura, hace
algunos años ya. Se inauguró el juego y se me despertó como una intuición que a
veces me dice que tengo palabras que quieren salir. Y el juego, la intuición,
todas estas páginas, Mario, estos siete días de palabras, son producto del
sueño ese que aparece en el primer verso…
…Hay muchas historias que
vuelven al principio, como volví yo, citando los inicios de mi escritura. Y
cuando hacemos análisis, decimos que son libros o textos circulares, y eso de
morderse la cola, se interpreta algunas veces como algo asfixiante, de donde no
hay escapatoria. Y nunca me pareció del todo bueno ese análisis porque no tiene
en cuenta todo lo que pasó en el medio. No tiene en cuenta el cambio que es
constante en todos y para todo, hasta para los personajes de los libros. Y
vivimos muchas veces volviendo al principio, pero a otros principios, que
podrán parecer iguales pero son siempre diferentes, porque hay cosas que pasaron en el medio.
Estas páginas son lo que pasó en el medio. Y yo, y estas palabras también,
volvimos al principio, de mi sueño, de ese sueño del primer verso, es decir,
también, de mi escritura…
No hay comentarios:
Publicar un comentario