miércoles, 16 de noviembre de 2011

del Día seis...


Brindo por los que les gusta darse la cabeza varias veces contra la misma pared. A veces, cuando me decepcionan, pienso que tendría que aprender a nunca llevar el corazón conmigo…por si me lo quitan. Es que sueño demasiado yo. Me cansé de escribir con sentido, hoy estoy cansada. Y voy a escribir como venga, como salga, como quieran ellas, las palabras.  El sol se escondió escondido detrás de unas nubes. Claro, es que no se puede escribir con gente alrededor, pobre sol. Sucede que el alma no se muestra siempre, como el sol al atardecer. Cómo hacer para ser que rima y quiere seguir, pero me quedé sin palabras. Así es. Con un buzo color salmón. Es como yo el sol que en su momento más esplendido se asegura de tener un escondite para camuflar lo que pueda sobresalir. Pero que no te vea tirar ciruelas. Me gusta el color de las ciruelas y qué bonito que es también el color del mar justo justito después de la puesta del sol. Es azul piedra y brilla pero opaco. Oxímoron se llama eso. Qué lindo. El color azul piedra digo, no el oxímoron. El oxímoron tanto da. Como jugar y ser jugando. Son ranas…y olas. Ser como las olas y no como las ranas y del color del mar justo justito después del atardecer y después la sobriedad y el misterio. Azul piedra. Luna, luna, luna llena, menguante. Linda canción. Semi-oscuridad. O circularidad o bipolaridad. Todo con -dad. Que chiste. Sí, pero de las palabras. “Eso es todo amigos”, de lo sin sentido pero no tanto.

 A veces, Mario, releer algunas de mis palabras me puede poner triste porque son recuerdos de paraísos perdidos. Otras, muestran el cambio porque ya no son, como estas…

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