Brindo por los que les gusta darse la cabeza varias veces
contra la misma pared. A veces, cuando me decepcionan, pienso que tendría que
aprender a nunca llevar el corazón conmigo…por si me lo quitan. Es que sueño
demasiado yo. Me cansé de escribir con sentido, hoy estoy cansada. Y voy a
escribir como venga, como salga, como quieran ellas, las palabras. El sol se escondió escondido detrás de unas
nubes. Claro, es que no se puede escribir con gente alrededor, pobre sol.
Sucede que el alma no se muestra siempre, como el sol al atardecer. Cómo hacer
para ser que rima y quiere seguir, pero me quedé sin palabras. Así es. Con un
buzo color salmón. Es como yo el sol que en su momento más esplendido se
asegura de tener un escondite para camuflar lo que pueda sobresalir. Pero que
no te vea tirar ciruelas. Me gusta el color de las ciruelas y qué bonito que es
también el color del mar justo justito después de la puesta del sol. Es azul
piedra y brilla pero opaco. Oxímoron se llama eso. Qué lindo. El color azul
piedra digo, no el oxímoron. El oxímoron tanto da. Como jugar y ser jugando.
Son ranas…y olas. Ser como las olas y no como las ranas y del color del mar
justo justito después del atardecer y después la sobriedad y el misterio. Azul
piedra. Semi-oscuridad. O circularidad o bipolaridad. Todo con -dad.
Que chiste. Sí, pero de las palabras. “Eso es todo amigos”, de lo sin sentido
pero no tanto.
A veces, Mario, releer algunas de mis palabras me
puede poner triste porque son recuerdos de paraísos perdidos. Otras, muestran
el cambio porque ya no son, como estas…
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