Mario, hoy te quiero contar que llegó, a vos y a todos les quiero contar. Que es chiquita pero panzoncita. Recién nacidita y ya tiene un voz hermosa, una voz que recién empieza a sonar y que se sorprende a si misma todas las veces, un voz que tiene gusto a madera nueva y va a ir madurando con los años y siempre va a ser otra, nueva, única, siempre. Pobrecita, lo que tengo que hacer ahora es tocar segundas menores, semitonos, no se si saben lo que es eso. Imagínense que es como cuando una mamá le tiene que darle una vacuna a su bebé recién nacido y no quiere pero sabe que le va a hacer bien y la mamá sufre más que el bebé…bueno, es parecido. La vibración de la disonancia es tan grande que hace que la madera se vaya abriendo de a poquito, que crezca se podría seguir si seguimos con la metáfora. Y yo como una mamá primeriza, inmensamente feliz de tenerla conmigo, después de la espera, aprendiendo a conocer las necesidades de esta viola tan hermosa. Cuando llora, cuando grita, cuando canta… sobre todo cuando canta. Estamos recién en el principio, juntas.
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