Podrá parecer una insignificante casualidad, un chiste, una burla, de esa energía que manejaría los hilos, pero a pesar de los miles de kilómetros nos hablamos en el mismo instante, coincidimos en intención justo al mismo tiempo. Te voy a contar un secreto y es que para mi nos llamamos con el pensamiento. Y para seguir con la rima asonante diría que fue riendo, volviendo a pensar y escribiendo que empezaron a tener valor para mí esos misteriosos instantes de encuentro, esas milésimas de segundo de nuestro tiempo, que son un grano de polvo perdido en el tiempo de los tiempos. Y que como las estrellas fugaces, me hacen cuestionarme sobre el enigmático mandamiento que nos impulsa en esos segundos minúsculos, intensos y cargados de eternidad, de frutos encuentros y desencuentro, a hacer, a no hacer, a decir, a callarse, a inclinarse, a llamar con el pensamiento.
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