Cuando lo leo, sistemáticamente termino escribiendo.
Escribiendo en mis hojas, en mis cuadernos, en cualquier lado,
escribiendo en sus márgenes, subrayando sus palabras,
sacando flechas para todos lados…es el indicio más seguro
de que estoy frente a Literatura,
de la que se escribe
con L mayúscula.
“Yo no quiero
decir cómo es ella. Si digo que es rubia se imaginarán a una mujer rubia, pero
no será ella. Ocurrirá como con el nombre: si digo que se llama Elsa se
imaginarán cómo es el nombre Elsa. Ni siquiera podrían imaginarse cómo es una
peinilla que ella se olvidó en mi casa; aunque yo dijera que tiene 26 dientes,
el color, más aún, aunque hubieran visto otra igual, no podrían imaginarse cómo
es precisamente, la peinilla que ella se olvidó en mi casa.”
Dice Jorge Monteleone en un
muy buen prólogo a Los libros sin tapas de Felisberto Hernanadez: “el primer párrafo
de Elsa es una de las más felices y exactas definiciones del objeto amoroso en
su condición paradójica de ser único e irreductible para el sujeto enamorado”
Pero no es también este
párrafo, y siempre la escritura felisbertiana, un arte poética? No es siempre
una cacheta que nos recuerda una y otra vez el límite, la imposibilidad de las
palabras? Me suena a “Encontraría a la Maga?” No estamos hablando de los mismo,
una y otra vez de lo mismo? La eterna búsqueda del completo, ese completo que es
por definición un imposible? El absurdo de que un imposible sea la razón misma
de ser del amor y de las palabras? Por eso en la escritura de Felisberto el “tema”
no es importante, por eso no necesita palabras complicadas que ya tiene
bastante trabajo con las simples, por eso la escritura de Cortázar se da
vueltas, se retuerce, se desordena, se hace arbitraria; por eso es arbitraria
la unión entre significado y significante en Felisberto, por eso la
disociación, por eso se aleja de las interpretaciones convencionales de los
referentes. Porque están en la búsqueda. Eso los hace grandes. Lo importante es
la escritura misma, el sacar a las palabras de la estantería inamovible y
empolvada, de hacerlas reaccionar, hacerlas decir otra cosa, hacerlas decir
todas las cosas, hacerlas ser uno con la cosa, con el otro, hacerlas ser la
cosa que por definición no pueden ser. Por eso la Maga es una obsesión, por eso
en Felisberto todo es una obsesión, las caras, los objetos, hasta el agua, se intenta
que las cosas sean objetos y no palabras para poder aprehenderlas, por eso no
hay comienzo ni fin, por eso no hay orden, o hay infinitos ordenes, por eso hay
solo narración que continúa, por eso es una escritura en el umbral que vive
insatisfecha, porque se sabe insuficiente, porque sabe que el absurdo es
inminente en una búsqueda absurda….pero sigue, busca, narra aún cuando el
fracaso el pisa los talones, aún cuando el desencuentro es inevitable a no ser…a
no ser que haya una fuga y de golpe, por un instante…paf… se abran todas las
puertas….la poesía, la creación, otro génesis, un chispazo de energía.
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