A mí las lágrimas se me salen tan fácilmente como la
risa, Mario, porque vivo del corazón. Y lloro y río ahora al darme cuenta una
vez más del coraje que tengo de vivir en intimidad conmigo misma, de vivir
abierta a lo que está vivo adentro, el coraje de vivir desde ese lugar
auténtico, de encontrarme una y otra vez con la vulnerabilidad de estar
viva, de dejarme vivir con todo lo que
soy. De hacer espacio para que puedan vivir en mí tanto las lágrimas como la risa. Esta es mi fuerza,
Mario, esta es mi fuerza.
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