Es lindo también escaparse a otro país. Tomarse un
tren y escaparse, y recostarse a disfrutar, a escribir sobre nada. Qué lindo
estar acostada sobre un acolchado calentito y con la cabeza recostada en el
brazo izquierdo bien cerca del papel. Qué lindo estar acurrucada alrededor de la
escritura, y solo ver a medias a través de los párpados medio cerrados los
bailes de la lapicera que escribe sobre la nada. Que se toma su tiempo, que va
al ritmo que se le da la gana y se da el gusto de arrastrarse en una escritura
lenta, se da el gusto de acostarse a descansar y de escribir sobre la nada. Qué
gusto rico que tiene la nada, el acurrucarse despacito y los ojos medio cerrados, qué rico un poco
de pereza, el silencio, qué rico el descanso y la pausa….qué rico…
martes, 12 de junio de 2012
domingo, 3 de junio de 2012
La casa
Esto es así, sin digerir.
Estoy aplastada. Quiero salir y ni eso puedo. Es cielo está gris y
aplastado, la planta del living está aplastada. Es que la casa tiene todas las paredes llenas de fastidio y
las cortinas llenas de rechazo. Tiene los rieles apretados y las bisagras
tensas de aguatar la rabia. Y entonces cuando no pueden más se la agarran
conmigo que vine después, que no estaba antes. Se la agarran conmigo pero no me
dicen nada. Se quedan calladas las paredes y las cortinas también se quedan
calladas. Y nadie dice nada. La planta del living se está muriendo aunque la cuido siempre. Es que escucha lo no dicho todo el día y seguro le pesan las
palabras no dichas. Será por eso que estoy aplastada. Las cosas de esta casa no
están en paz consigo mismas. Se nota en las sillas y en los cubiertos y en la alfombra
están las huellas y en las cortinas altas y pesadas que se ponen testarudas y
no se mueven. Yo traté de quererla a la casa pero cómo se hace para querer a
algo que no puede querer a nadie porque está taponeado de inseguridad y enojo.
Está todo el tiempo enojada la casa, demasiado tiempo enojada. Es con ella
misma que está enojada, es con ella misma que se siente incómoda, son sobre
ella misma las dudas, no conmigo, ya lo sé, pero yo estoy acá y recibo todo,
toda la rabia de no decir nada, de no decirse nada. Y si le decís unas palabras
de cariño se pone arisca y hace el esfuerzo de lastimarte para que no la
quieras. Yo estaba abierta a quererla, probaba de darle algunas caricias pero
me chocaba contra las cortinas y las ventanas mal aisladas de la casa por donde
entra viento frío siempre y no se puede conservar ningún calor. Las paredes
susurran a mis espaldas. Susurran sobre mí el enojo sobre ellas mismas. Son
inestables e incapaces de decime las cosas a la cara a través de los espejos.
Yo no aparezco en los espejos casi nunca. Es como si no existiera en esta casa.
Como si fuera un fantasma. Fue por algo que si en algún momento le quise decir
a la casa que la quería, fue por algo que si en algún momento tuve esas
palabras en la boca, no las dije. Lo raro es que a pesar de estar aplastada es
como si después de tantos años se me hubiera ido la rabia, se me hubiera ido el
enojo y solo me queda un poco de tristeza a veces y el estar aplastada. Me
duele un rato y después se va a veces pero no me enojo y me queda la lástima de
ver tanto enojo por todos lados y tanta rabia por todos lados. Yo tengo la
palabra, tengo el diálogo, tengo el decir, tengo el buscarme todos los días
otra vez y mirarme a los ojos y verme que me estoy viendo con los ojos
abiertos. Y que mi búsqueda sea no segura, pero tranquila.
sábado, 2 de junio de 2012
Un poco de L mayúscula
Cuando lo leo, sistemáticamente termino escribiendo.
Escribiendo en mis hojas, en mis cuadernos, en cualquier lado,
escribiendo en sus márgenes, subrayando sus palabras,
sacando flechas para todos lados…es el indicio más seguro
de que estoy frente a Literatura,
de la que se escribe
con L mayúscula.
“Yo no quiero
decir cómo es ella. Si digo que es rubia se imaginarán a una mujer rubia, pero
no será ella. Ocurrirá como con el nombre: si digo que se llama Elsa se
imaginarán cómo es el nombre Elsa. Ni siquiera podrían imaginarse cómo es una
peinilla que ella se olvidó en mi casa; aunque yo dijera que tiene 26 dientes,
el color, más aún, aunque hubieran visto otra igual, no podrían imaginarse cómo
es precisamente, la peinilla que ella se olvidó en mi casa.”
Dice Jorge Monteleone en un
muy buen prólogo a Los libros sin tapas de Felisberto Hernanadez: “el primer párrafo
de Elsa es una de las más felices y exactas definiciones del objeto amoroso en
su condición paradójica de ser único e irreductible para el sujeto enamorado”
Pero no es también este
párrafo, y siempre la escritura felisbertiana, un arte poética? No es siempre
una cacheta que nos recuerda una y otra vez el límite, la imposibilidad de las
palabras? Me suena a “Encontraría a la Maga?” No estamos hablando de los mismo,
una y otra vez de lo mismo? La eterna búsqueda del completo, ese completo que es
por definición un imposible? El absurdo de que un imposible sea la razón misma
de ser del amor y de las palabras? Por eso en la escritura de Felisberto el “tema”
no es importante, por eso no necesita palabras complicadas que ya tiene
bastante trabajo con las simples, por eso la escritura de Cortázar se da
vueltas, se retuerce, se desordena, se hace arbitraria; por eso es arbitraria
la unión entre significado y significante en Felisberto, por eso la
disociación, por eso se aleja de las interpretaciones convencionales de los
referentes. Porque están en la búsqueda. Eso los hace grandes. Lo importante es
la escritura misma, el sacar a las palabras de la estantería inamovible y
empolvada, de hacerlas reaccionar, hacerlas decir otra cosa, hacerlas decir
todas las cosas, hacerlas ser uno con la cosa, con el otro, hacerlas ser la
cosa que por definición no pueden ser. Por eso la Maga es una obsesión, por eso
en Felisberto todo es una obsesión, las caras, los objetos, hasta el agua, se intenta
que las cosas sean objetos y no palabras para poder aprehenderlas, por eso no
hay comienzo ni fin, por eso no hay orden, o hay infinitos ordenes, por eso hay
solo narración que continúa, por eso es una escritura en el umbral que vive
insatisfecha, porque se sabe insuficiente, porque sabe que el absurdo es
inminente en una búsqueda absurda….pero sigue, busca, narra aún cuando el
fracaso el pisa los talones, aún cuando el desencuentro es inevitable a no ser…a
no ser que haya una fuga y de golpe, por un instante…paf… se abran todas las
puertas….la poesía, la creación, otro génesis, un chispazo de energía.
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