Ayer
en tus brazos,
no en
los de Mario,
en los
tuyos,
Galaad…
Gracias.
Gracias.
Ayer en tus brazos me di cuenta que estaba en un lugar
antiguo y nuevo, en un lugar antiguo y nuevo adentro de mi corazón. Lo recordaba
como un glaciar y me sorprendí ayer al llegar, me sorprendí al reconocerlo. Era
un espacio de tierra fértil, y el agua antes congelada fluía ahora nutriendo la
tierra. Era un espacio de tierra transformada. Me sorprendí al reconocerlo, al
reconocerme transformada. Y entonces no podía más que llorar en tus brazos y
nutrir también con mis lágrimas de agua, con mi pecho abierto, ese espacio
antiguo y nuevo en mi corazón. Me sentía nueva y verde, transformada como la
tierra, húmeda y abierta. Ayer en tus brazos, me sentí conectada a esa tierra
adentro, abierta, nueva y llena de amor.
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