domingo, 6 de marzo de 2016

En la mitad

Es como una playa tormentosa porque hay mucho viento. En la mitad de la tormenta las palabras no vienen. Hay mucho movimiento y las palabras se pierden en las olas de agua. O quizá es porque no les doy tiempo, no les doy espacio para ser, en mitad de la tormenta. Quizá no las dejo ser tormentosas y contradictorias, no las dejo ir en todos los sentidos, estrellarse las unas contra las otras salpicando agua y tormenta. No las dejo ser como olas de agua adentro. Eso pasa ahora, Mario, como en una playa tormentosa, hay mucho viento y las olas de agua se mueven mucho. Todo se siente inconcluso. Y pareciera que todo va a cambiar en cualquier momento.  Me siento como en la mitad. Estoy en una playa tormentosa porque hay mucho viento pero con el cielo abierto. Esto parece un pronóstico del tiempo. Qué más da. Que las palabras salgan tormentosas. Que haya tormenta y olas y viento. No terminan de cerrar, no terminan de ser coherentes y se chocan. Se estrellan y se contradicen porque son palabras de mar tormentoso, son como las olas de agua en una tormenta pero con el cielo abierto. El viento cargado de agua me despeina y me deja expuesta adentro. Yo me muevo. Estoy cargada de olas de agua. Camino por la orilla y veo toda la basura y algunos tesoros, las partes de mí y las palabras que están dejando las olas de agua en la orilla. Las palabras que trajo la tormenta a la orilla. Yo camino por la orilla y me encuentro reflejada en la tormenta y en la basura y en los tesoros que salen del agua. Y el agua queda más limpia. El viento limpia el cielo y la tormenta limpia el agua. Como adentro mío, limpiar y juntar los tesoros que estaban en el agua y salieron para afuera con  la tormenta. Pero sin punto final. Todo está inconcluso, todo está en la mitad

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